El valle central de Oaxaca: La mística de lo artesanal

Estos días he estado dedicada a escribir las 3 publicaciones de un viaje de 5 semanas a Oaxaca, principalmente a la capital, Oaxaca de Juárez y si están buscando información de la ciudad pueden visitar la primera entrada de cosas para hacer y la segunda de lugares para comer. Pero si les interesa conocer otros planes para hacer en los alrededores, sigan leyendo esta publicación que viene cargada de cerámicas, tejidos artesanales, tinturas naturales, mercados tradicionales, mezcal sostenible y artesanal, sitios arqueológicos, y maravillas naturales como un árbol enorme de más de 2000 años y cascadas petrificadas.

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Oaxaca de Juárez: Aquí viene dios a comer

Esta semana publiqué la primera de 3 entradas sobre Oaxaca que habla sobre cosas para hacer en Oaxaca de Juárez, la capital del estado.

En esa publicación no quise hablar de comida, porque creo que la comida de este lugar merece una publicación aparte porque puedo decir sin lugar a dudas que es el lugar en el que mejor he comido en mi vida.
Cada sentada en una mesa era toda una experiencia de celebración de las maravillas de México y lo que saben hacer con su comida, con sus ingredientes principalmente locales y con la combinación de sabores que van escalando a medida que se va disfrutando de los platos para culminar en dicha absoluta y la certeza de haberse comido y disfrutado una obra de arte.
Y a pesar de que estuve un tiempo largo, estoy segura de que hay muchas más delicias que me faltó conocer, pero eso no es problema porque tengo pensado volver a Oaxaca, a estar, a caminarla, a verla y muy, muy importante: A COMER, ojalá muchas veces porque es un lugar que se robó completamente mi corazón y mi barriga.

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OAXACA DE JUÁREZ: LA CAPITAL DE LOS COLORES

Creo que nunca antes había hablado por aquí de mi obsesión con el bordado. Empecé a bordar hace como 5 ó 6 años buscando algo que hiciera espectacularmente mal. Soy una persona muy perfeccionista y necesitaba encontrar algo que me encantara hacer pero que no fuera buena haciéndolo, algo que hiciera solo por el placer de hacerlo, no buscando hacerlo bien, y así fue como llegué al bordado que se convirtió en mucho más que un pasatiempo, se convirtió en terapia.

Por aquí me invitaron a escribir sobre eso por si quieren profundizar ese tema.

El hecho es que en la cuarentena del COVID empecé a bordar mis fotos en papel y me enamoré aún más del bordado, y desde ese momento pensé en la posibilidad de irme a algún lado a hacer una residencia de arte enfocada en bordado, y como soy una de las personas más «mexicofílicas» que conozco, naturalmente mi primera inclinación fue irme de nuevo a este país que amo con locura. Me puse a investigar y fue muy claro que el lugar era Oaxaca.


Después de mucho dar vueltas tomé la decisión a principio de este año de irme 5 semanas (3 de residencia y 2 adicionales) para Oaxaca de Juárez, la capital del estado de Oaxaca a hacer una residencia de bordado mexicano.

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