Nueva York: Varios viajes, un mismo amor parte 1: Brooklyn

La primera vez que fui a NY tenía 11 años, un viaje familiar, hermanos, papás, lugares turísticos y también la primera vez en mi vida que experimenté el invierno. Con chaquetas prestadas y calzas de esas largas que se ponen debajo de los jeans.
Es un viaje que nunca se borra a pesar del tiempo porque desde el día 1 NY me impactó y me enamoró: por su tamaño, por su ruido, por su parecido a las películas, por su diversidad, por sus suciedad y sus infinitas posibilidades, me enamoré de NY a pesar de que no soy amiga de las multitudes ni lo ruidoso.´

Por cosas de la vida y del trabajo 15 años después volví a NY, muchas veces, varias veces al año, y a pesar de que yo ya soy otra y NY también, el amor sigue siendo el mismo, y cada vez que paso inmigración en el aeropuerto de JFK siento esa felicidad de niña de 11 años que llega a conocer algo grande. Desordenada, sucia, ruidosa e intimidante. Pero familiar y siempre llena de aprendizajes y tantas delicias visuales y culinarias que es imposible no quedar con ganas de más.

Así que sin más preámbulos, este es mi homenaje a NY, esta es mi NY, la que he vivido en viajes de trabajo, de placer, con la familia, con parejas, sola pasando un verano, en todas las estaciones y todas las presentaciones.

He tenido la fortuna de tener grandes amigos que viven en la ciudad, que me dejan quedar en sus casas, me comparten sus recomendados locales y me acompañan, cuando tienen tiempo, a caminar las calles sin rumbo y sin más objetivo que ver la ciudad.
Por esta razón siempre me he quedado en Brooklyn donde Laura, una gran amiga que además es una gran ilustradora y un ser humano favorito. Y quiero empezar con Brooklyn porque a pesar de que Manhattan tiene el brillo y la fascinación, Brooklyn tiene mi corazón y se merece abrir esta serie de artículos.

Williamsburg es uno de los barrios más conocidos de Brooklyn, era un barrio de judíos jasídicos y bodegas gigantes que desde hace unos 10 años se ha ido “gentrificando” y que ha pasado por el barrio de los hipsters para hoy volverse un barrio para familias y ejecutivos. Lleno de restaurantes de moda, lugares para comprar ropa y accesorios de diseñadores locales y cadenas como Apple, Muji y Whole Foods.

Ha cambiado mucho y seguirá cambiando pero como fue nuestro barrio, el de Laura y el mío, por muchos años, hay muchas cosas que quiero compartir.
Para llegar a Williamsburg desde Manhattan se debe tomar la línea L del metro, la gris, y bajar en la estación Bedford Avenue, y caminar y caminar, hacia McCarren Park, entrar en las tienditas, curiosear. Después se puede seguir por Lorimer Street hacia Metropolitan Avenue y tomar de nuevo el metro para devolverse en Graham Avenue.

Se puede visitar entre abril y octubre, cuando el clima se calienta, Smorgasburg una feria de comida al aire libre que reúne todo tipo de sabores, desde etíope hasta italiano, los sábados está en Williamsburg y los domingo se pasa a Prospect Park.

Varios restaurantes favoritos en este lugar:
Café Mogador: tiene sede en Manhattan y en Brooklyn. Comida de inspiración marroquí, absolutamente deliciosa, acompañada de un lugar increíble y muy buen ambiente.

Five Leaves: En toda la frontera entre Williamsburg y Green Point, restaurante y bar de cocina americana pero muy estilizada con acentos australianos. Más allá de todas las descripciones, la comida es deliciosa, hay que esperar, pero vale la pena. El brunch es impecable, los sánduches del almuerzo son ricos, las ostras mejores, y los fuertes de la cena ni se diga. Ah! Y todo acompañado de las fantásticas papás fritas con aceite de trufa.

Mesa Coyoacán: Comida mexicana de verdad verdad, en un lugar lindo y tranquilo, cerca a la estación de Graham Avenue.

Blind Barber: Tostadas de huevo con aguacate al desayuno muy favoritos.

Le barricou bistro: Inspirado en las brasseries francesas, es un lugar delicioso para brunch, o para ir a probar vinos y cervezas artesanles y comer ostras.

Y, dejo mi favorito absoluto para el final Lella Alimentari  es un pequeño negocio de familia, italiano, con mucho sabor en la comida, en el lugar y en la música. Para desayunar es delicioso: ricas piadines, como unos wraps y unos huevos pochados con pesto para chuparse los dedos. La decoración del lugar y los personajes son como de una película de Wes Anderson. Imperdible, inigualable.

Pero Brooklyn es mucho más que Williamsburg, basta con caminar por otros de sus barrios: Fort Greene con su parque hermoso, restauranticos como Evelina que es delicioso para brunch y pequeñas tiendas.

Park Slope, el vecindario que rodea a Prospect Park, el Central Park de Brooklyn que es hermosísimo y durante el verano ofrece conciertos y actividades gratuitas que vale la pena revisar.

Y Brooklyn Heights con su parque lineal del que se ve todo Manhattan y es espectacular.

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DUMBO es otro barrio de Brooklyn que a pesar de ser chiquito, no se queda atrás en restaurantes y calles residenciales como de película, y además tiene un parque sobre el río desde donde se ve Manhattan, el puente de Brooklyn y el puente de Manhattan que lo hacen un lugar único. Los domingos se puede encontrar aquí el maravilloso mercado de las pulgas Brooklyn flea en una versión más chiquita y más curada.

Aquí no dejen de visitar una tienda preciosa que se llama Front General Store que mezcla ropa usada de muy buena calidad y muy bien curada con curiosidades, objetos para la casa, y más cositas lindas muy bien escogidas.

Y la librería Powerhouse Books que está llena de cositas lindas para comprar y libros independientes en ediciones preciosas.

Si tienen el tiempo no duden en visitar el Brooklyn Botanical Garden, el jardín botánico de Brooklyn que es famoso en abril por su «Cherry blossom festival» la oportunidad de ver muchos cerezos florecidos con sus tonos blancos y rosados en un solo lugar.

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Otro plan imperdible si por casualidad se está un domingo en NY es visitar el Brooklyn flea market, el marcado de las pulgas que es grande y rico en su oferta de todo tipo de curiosidades y maravillas vintage.

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Antes de irme de Brooklyn no quiero dejar de mencionar Roberta’s  una pizzería deliciosa que queda en Buschwick (que ahora se considera como el nuevo Williamsburg) y que tiene domicilios de todas sus pizzas deliciosas.

¿Y la mejor forma de irse de Brooklyn? A pie, pasando el Brooklyn Bridge el puente más viejo de la ciudad de Nueva York, mi favorito y el más bonito de todos.

Podría decir un millón de cosas más de Brooklyn, que tiene un lugar en mi corazón porque soy una fan absoluta de Paul Auster y sus libros casi siempre pasan en barrios de Brooklyn. Que vale la pena caminar por Clinton Hill, el barrio actual de los judíos jasídicos sólo para verlos existir, porque no se por qué me producen una fascinación absoluta. Que las callecitas con sus edificios de ladrillo marrón con escaleritas que dan a la calle me calientan el corazón. Y que algún día, así fuera por unos pocos meses o varios años, me encantaría llamarlo mi barrio.

Un comentario sobre “Nueva York: Varios viajes, un mismo amor parte 1: Brooklyn

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