Nueva York: Varios viajes, un mismo amor parte 2: Manhattan

Hace poco les compartía la primera parte de mi Nueva York (Brooklyn), que no es el más turístico, pero tampoco el más underground.

Siguiendo entonces con esta línea de pensamiento, hoy acometo el monumental trabajo de escribir sobre Manhattan.
La isla que hizo famosa a esta ciudad no es conocida como «la capital del mundo» por nada. Es increíble la diversidad que se encuentra en esos escasos 59 kilómetros cuadrados, en menos de una tarde se puede pasar por Italia, China, Corea, Japón, Ucrania, Polonia, Puerto Rico, México y Australia, sólo por mencionar algunas de las comunidades que viven y trabajan aquí.
Sólo montar en metro ya es toda una experiencia, si les gusta ver gente como a mí, el festival antropológico mundial está sin duda en el metro de NY.

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Manhattan es casi en su mayoría una cuadrícula perfecta (excepto por la parte más al sur) entonces ubicarse es muy fácil, basta con saber que las calles van de oriente a occidente o viceversa y que aumentan sus números de sur a norte, es decir, la calle 8 queda mas al sur que la calle 14. Y las avenidas corren de sur a norte y viceversa y aumentan de oriente a occidente. Es decir, la avenida 2da queda en el East Village (oriente), y la avenida séptima queda en Chelsea hacia el occidente. Suena enredado pero sólo hay que mirar un mapa para entenderlo a la perfección.

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Empiezo este artículo con una categoría que me gusta mucho: Museos. Nueva York está llena de museos, de todos los tipos y para todos los gustos. Mis favoritos personales son los más conocidos pero no por eso poco interesantes:

The Metropolitan Museum of Art: El «MET» es sin duda uno de los museos más imponentes del mundo, hacer el intento de verlo todo en un solo día es un suicidio, ¡los reto a tratar! hay de todo y para todos los gustos: escultura, pintura de todas las épocas y tipos, fotografía, muebles, decoración, porcelanas, armaduras medievales, tapicerías, TODO lo pueden encontrar en el MET.
Antes era buenísimo porque uno podía pagar lo que quisiera por entrar, yo lo que hacía era que dividía la tarifa sugerida (25 USD) en 2 y pagaba mitad y mitad para poder ir 2 días y no saturarme. Desafortunadamente a partir de este año a los que no somos residentes de NY nos cobran la tarifa completa cada vez que queramos entrar.

Vale mucho la pena revisar las exposiciones temporales y particularmente, así no les interese la moda, vale la pena mirar las del Costume Institute, la rama del museo encargada de la parte de vestuario. Los montajes son patrocinados por Vogue entre muchos otros patrocinadores y supervisados por Anna Wintour su famosa editora. El resultado siempre es impecable y trasciende los vestidos para contar todo lo que pasa alrededor de las prendas, que es lo que más me gusta de la moda.
Un tip! si hay mucha fila en la entrada principal, hay una entrada adicional más al sur donde generalmente no hay nadie y entras derechito.

MoMAEl museo de arte moderno de NY es famoso por su colección permanente de arte moderno y contemporáneo. ¡Pero además muchas veces tiene exposiciones temporales increíbles! a mi me han tocado exposiciones de un circo de títeres autómatas hecho por Alexander Calder, exposiciones de monotipos nunca antes vistos de Degas y performances de Marina Abramovic, por nombrar algunas.
Es un museo MUY famoso, así que hay que tener paciencia con las multitudes que a veces pueden ser abrumadoras, sobre todo si uno va en un día lluvioso, que es lo que uno suele hacer con los museos.
La tienda es espectacular, y si por algún motivo no alcanzan a ir a la del museo, pueden visitar la que hay en SoHO.

MOMA

Whitney museum of american art: Este lugar vale la pena visitarlo aunque sea sólo para ver el fantástico edificio de Renzo Piano. Queda en la parte más al sur del parque The Highline (de este hablaremos más adelante) y tiene una vista privilegiada del Meat packing district y Chelsea (dos barrios maravillosos). Generalmente tienen muy buenas exposiciones temporales y como no es un museo muy grande se puede ver en un par de horas.

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Guggenheim Museum: Lo que pasa con el Guggenheim es que el edificio de Frank Lloyd Wright es en sí mismo tal obra de arte, que cualquier cosa que cuelguen en esas paredes va a verse menos impresionante por comparación. He ido varias veces y tengo que decir que ninguna de las exposiciones me ha quitado el habla como lo hace ese edificio cada vez que paso por esa puerta. Así que para los amantes de la buena arquitectura: es obligatorio.

Museum at ICP: El International Center of Photography (ICP) es la academia fundada por una de las agencias de fotógrafos de prensa más reconocida del mundo: Magnum y su museo, a pesar de ser chiquito, casi siempre tiene exposiciones increíbles de fotoperiodismo y es un lugar perfecto para conocer nuevos talentos de esta rama de la fotografía. Y para los fotógrafos, la tienda es una absoluta DELICIA.

Museo de historia natural: Este museo lo pongo aquí porque es muy popular, yo fui cuando era chiquita  y me fascinó porque tiene huesos de dinosaurios y mil millones de cosas para aprender de la naturaleza. Cuando volví grande me shockearon un poco los dioramas con animales salvajes disecados, porque a pesar de que son muy bonitos creo que las prácticas éticas para el manejo de estas muestras del museo en el pasado han sido de todo menos éticas. Pero lo dejo para los que viajan con niños, y si son niños nerds como yo,  vale la pena.

Ahora que vengo hablando de naturaleza, no puedo dejar pasar uno de los lugares más emblemáticos de NY: Central Park. Ha salido en millones de películas, tanto que uno casi ya conoce los lugares sin haber estado ahí. Y es que sí es un lugar espectacular, en cualquier estación pero particularmente en el verano que está lleno de actividades como yoga, teatro al aire libre, cine al aire libre, competencias de veleros a control remoto, etc..

¡Vale la pena caminárselo todo! en abril la parte norte más hacia Harlem o la universidad de Columbia, está llena de cerezos florecidos. Caminando hacia el sur se encuentra la laguna con su puente, y si se sigue bajando hacia el sur llega uno a la fuente de Bethesda y a The Mall, la avenida peatonal llena de bancas y rodeada de árboles que ya nos es tan conocida.

Uno de mis lugares favoritos del parque se llama Sheep meadow, es una pradera gigante rodeada de rascacielos, un lugar típicamente Niuyorquino ideal para sentarse a descansar los piecitos de la caminadera y los oídos del bullicio de la ciudad.

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Hablando de parques, hay otros que también tienen mi corazón: como Bryant park que en verano se llena de personas haciendo yoga, tiene su encanto especial porque es lleno de mesitas para sentarse a comer un sanduche o tomarse un café, además tiene un lugar con libros para tomar prestados y leer en el parque, también es un buen lugar para recargar y descansar del bullicio de la 5ta avenida.
Además Bryant Park es la parte trasera de la Biblioteca Pública de Nueva York, bueno, al menos de su sede principal. El imponente edificio con dos leones en la entrada que también es un oasis para los que amamos los libros. Mi lugar favorito: el Rose main reading room, para sentarse a leer en un lugar silencioso en medio del caos, o simplemente para admirar.

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Otro parque que vale la pena visitar es The Highline, queda en la parte más occidental de la isla sobre la 10ma avenida entre las calles 12 y 34.Pero no se imaginen un parque lleno de pasto con grandes extensiones. The highline es especial porque era una antigua vía de tren elevado que estaba totalmente abandonada y que fue recuperada e intervenida para que se convirtiera en un parque para caminar. El mobiliario que hicieron para que la gente se siente y descanse es hermoso, las plantas que usaron para llenarlo de verde son todas nativas y medio desarregladas y lo hacen aún más especial. Se puede caminar todo o sólo un pedazo, pero yo diría que ante la duda…todo y mejor si se empieza de norte a sur para subir a The Vessel el edificio/mirador que ha sido muy controversial porque varias personas se han tirado desde lo más alto, pero que tiene una vista espectacular.

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Otro parque que se puede empatar con la caminada de The Highline es Little Island un conjunto de estructuras de concreto que quedan sobre el río Hudson y que tiene cafesitos para tomar algo, juegos para los más chiquitos y senderos para caminar y ver la ciudad desde el río.

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Yo no soy amiga de las alturas, de hecho me dan MUCHO miedo, pero si tuviera que escoger un observatorio para subir iría a Top of the Rock, la parte más alta del Rockefeller Center. Tiene una gran ventaja sobre el Empire State porque las boletas se pueden comprar con anticipación por internet y esto se traduce en que no te toca hacer fila.

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Un lugar que me gusta porque si, es Grand Central Station, la estación de trenes que está en todo el corazón de Manhattan. Escenario de miles de escenas de películas de amor y un lugar que me trae recuerdos de ese viaje que hice cuando tenía 11 años. Por aquí aprovecho para mencionar otros 2 edificios que llevo en el corazón porque son de los favoritos de mi papá y son 2 íconos de la ciudad: El Chrysler Building con su cúpula art déco y el Flat Iron, el icónico edificio del cruce de Broadway con la 5ta avenida.

Grand Central

Sigo este recorrido por Manhattan con otro tema que, los que siguen este blog hace algún tiempo, saben que me apasiona: Las librerías. Hay miles, millones, muchas buenísimas. Yo les voy a recomendar 3, una porque es gigante y toda una institución en NY, otra porque es mi favorita, y la tercera porque es todo un show:

Strand Bookstorecomo dije antes, es toda una institución en esta ciudad. Son 4 pisos de libros de todos los tipos, usados y sin usar, a 1 dólar o a 200 , se puede quedar uno horas y horas aquí viendo gente, viendo libros, viendo cuadernos, viendo de todo.

McNally Jackson books: Puede que no tenga la escala de Strand, pero tiene todo el flow. Esta librería, que tampoco diría que es pequeña, queda en el corazón de SoHO y sus selecciones son siempre buenísimas. Además el café tiene una música espectacular y unas mesitas que se pegan a la pared que invitan a quedarse allá viendo gente y trabajando todo el día tomando te. Ah! un plus, la sección de la librería de cuadernos, notas, lapiceros y cosas para escribir está llena de rarezas y curiosidades.

Kinokuniya: Como cualquier occidental al que le guste viajar, Japón es para mi una obsesión, un objetivo, como fue Islandia. Y entrar a Kinokuniya es entrar a un pedacito de Japón. En esta librería se consiguen libros en inglés, pero también japonerías y curiosidades japonesas como libros de origami, revistas de manga, libros de hacer sushi, entre otras delicias que a pesar de que uno no entiende nada, son TAN LINDOS que vale la pena hojearlos y soñar con Japón.

Otras tiendas curiosas que me gusta visitar cuando estoy en Manhattan:

ABC Carpet: Esta si que la visito por curiosidad y nada más, el papá de los pollitos del diseño interior, este almacén de 7 pisos tiene todo para la casa. Todo curado con un gusto infinito y con precios igualmente ilimitados, así que vayan con la mentalidad (a menos de que puedan y ahí si compren) de ir a mirar, a inspirarse y a maravillarse ante el visual merchandising mejor halado de la historia.

Fishs Eddy: A todo el frente de ABC carpet, si de pronto salieron tristes porque el presupuesto no les alcanza para esos platos divinos que vieron, nada mejor que entrar a este almacencito de cosas de cocina para calentar el corazoncito y desquitarse, sobre todo si, como he mencionado antes, tienen un fetiche con las vajillas como lo tengo yo.

Muji: El único almacén de cadena que mencionaré por aquí, pero es que de nuevo, todo lo japonés es taaaaan lindo. Si no lo conocen bienvenidos a su perdición. Esta marca de diseño simple japonés es adictiva. Su difusor de olores es lo primero que se prende en mi casa cuando nos levantamos y lo último cuando nos acostamos. Las bolsitas para viajes son espectaculares y uno de los infaltables en mi cartera son sus maravillosos lapiceros 0.5 negros que encargo a dos manos a todo el que viaja.

B & H Photovideo: Obviamente no podía dejar pasar la nave nodriza de los fotógrafos. Esta tienda de varios pisos cerca a la estación de trenes de Penn Station es nuestra perdición. Todo, o prácticamente todo lo que un fotógrafo puede necesitar se consigue dentro de este negocio. Ojo, revisen las fechas en las que van a estar porque es un negocio de judíos ortodoxos y ellos tienen varios feriados en el año en los que cierran la tienda y no hay poder humano o divino que los haga cambiar de parecer.

En general uno solo caminando por Manhattan va encontrando de todo. Nueva York en general y Manhattan sobre todo es un lugar para caminar.

SoHO el barrio de las tiendas para caminarlo completo, seguir con China Town, ver si se atreven a probar el famosísimo pato pekín o hacerse un masaje fracturador por 10 dólares.

Chelsea, el barrio de las galerías, se puede entrar a curiosear a todas y es un planzaso para conocer nuevos artistas, también se puede visitar la librería de fanzines Printed Matter que es el paraíso para los que aman las impresiones independientes.

El Greenwich Village con sus restauranticos y edificios de escaleras y el East Village con todos los locales más bizarros y variados que uno se pueda imaginar.

Washington square park la plaza en medio de los edificios de NYU, la universidad de Nueva York. Llena de gente siempre y con los mejores artistas callejeros de la ciudad haciendo sus shows.

El Upper east side, el lado oriental de Central Park y uno de los barrios más lujosos de la ciudad: tiendas de diseñadores, señoras con zapatos muy caros y perritos con actitud de que tuvieran zapatos muy caros, niñeras con coches y cafés deliciosos se pueden encontrar en el vecindario del MET.

El Upper west side, el occidente del parque, un poco más indie pero igualmente costoso, un lugar tranquilo y residencial con un tesoro escondido Zabar’s una charcutería gigante, llena de delicias enlatadas, quesos, jamones, mermeladas, frutos secos, mostazas finas, todo lo que un corazón de gordo como el mío puede desear para ser feliz.
El plan: ir, comprar bastantes delicias y caminar un par de cuadras hacia Central park para hacer un picnic con siesta sin zapatos incluida.

Tribeca con sus restaurantes ricos y apartamentos de celebridades y el Financial district con sus calles llenas de rascacielos en donde nunca entra el sol, el set de muchísimas películas y el escenario de la tragedia del 11 de septiembre del 2001 que todos conocemos y lamentamos.

Dejé lo más difícil para el final: Los restaurantes. Es imposible, repito, IMPOSIBLE, escribir sobre restaurantes en Manhattan. Voy a dejarles los que más me gustan, a los que voy SIEMPRE y que siempre son consistentes en «deliciositud», se me van a pasar muchos, así que bienvenidas las sugerencias. Una advertencia: yo no soy de restaurantes elegantes, y para esos hay millones de posibilidades y de guías que se pueden encontrar en internet, lo mío es más comida con actitud y mucho sabor, que la elegancia.

The Shake Shack: El orgullo de los niuyorquinos, la hamburguesa americana tradicional, deliciosa, chatarra, con papas, y malteadas de postre. Hay varias locaciones, en todas hay que hacer fila, en todas vale la pena parar porque es absolutamente delicioso.

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The burger joint: Esta hamburguesería queda en un sótano en medio de un lobby de un hotel de 5 estrellas, es escondida, pero no por eso poco famosa, así que hay que prepararse para hacer fila. Y vale la pena hacerla.

Si de pronto la fila está muy larga, pueden cambiar el antojo de hamburguesa por delicias tailandesas en el vecino Topaz Thai  no es muy bonito, pero la comida es exquisita.

Para los días fríos, nada más reconfortante que un plato grande de ramen, y ningún lugar es mejor que Ippudo, también tiene varias locaciones y por favor no dejen de pedir el bao de champiñones y berenjenas de entrada.

Otro favorito, obviamente porque es mexicano es La Esquina en SoHO, una delicia de tacos. O si de pronto está muy lleno pueden ir a Empellón  que también tiene unos tacos deliciosos.

Ahora que está tan de moda el Poke, ese plato hawaiano/japonés con pescado y arroz y muchas delicias, me recomendaron Chickarashi y tengo que decir que fue una excelente recomendación, también tiene varias locaciones y es para comer rapidito.

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Para los que les gustan los mejillones, no pueden dejar de ir a Flex Musselstiene happy hour de 5 a 7 pm, todos los mejillones que te puedas comer por 20 dólares. Suena como a una gringada pero en serio los mejillones en una olla gigante con salsita y papas fritas al mejor estilo de los moules frites belgas son para chuparse los dedos (literalmente).

Momofuku es la propuesta más económica del chef David Chang, tiene un bar de pastas orientales y un restaurante de pequeños bocados, cualquiera de los dos es delicioso. Tip: pidan cualquier cosa que tenga pato porque este tipo es un duro para preparar el pato.

Eataly: No es solo la comida, es la experiencia. Este mercado de todo lo gastronómico italiano, no solo es gigante sino que es ¡hermoso y delicioso! Pescadería, panadería, pasta artesanal, salsas, quesos, vinos, cannolis. Todo, todo, bajo un mismo delicioso techo. Imperdible si admiran los sabores de Italia.

¿Y de postre? yo no como mucho dulce, pero tengo una gran debilidad por las galletas, así que claro, aparte de galletas, como no.

Insomnia cookies tiene varias locaciones, empezó siendo una galletería cerca a NYU, los estudiantes que fumaban marihuana y les daba hambre querían delicias chocolatosas a las 2 de la mañana. Pues insomnia estaba ahí para mandarles galletas a domicilio en UNA CAJA DE PIZZA (calculen el tamaño de la «cometrapo»).  Tranquilos, no tienen que fumarse nada para probarlas, son deliciosas, siempre están fresquitas y blanditas, la de mantequilla de maní con chocolate es mi debilidad.

Levain bakery: Esta pequeña panadería se ganó el cielo con su galleta, es una delicia gigante con una tanda doble de masa a medio hacer en la mitad. Ha sido premiada como la mejor galleta de NY varias veces por varias publicaciones y no es en vano.

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Milk bar: Se ha vuelto más famoso ahora que su pastelera en jefe apareció en la última temporada de «Chef’s table» de Netflix. Tienen varios locales. Imperdible la «compost cookie» una galleta que hacen con lo que sobra de todo: pasas, nueces, masas de tortas, de otras galletas, avena, etc.. nadie sabe qué tiene, a nadie le importa demasiado porque es deliciosa. Tienen otro producto que se llama «crack pie» porque es tan adictivo como el crack que para mi es muy dulce pero para los que disfrutan de los postres debería ser un obligatorio.

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Finalmente, no soy muy fan de los macarrones franceses que tan de moda estuvieron hace algunos años, pero Ladureé es una repostería francesa especializada en macarrones que vale la pena conocer así sea sólo por ver el lugar, entrar, tomarse un te, comerse un sánduche, y como no, si les gustan estas galletitas de colores, llevarse varias cajas de regalo.

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Termino exhausta pero contenta de escribir este artículo. Como pueden ver, hay mucha tela para cortar en Nueva York, tela infinita, así que vayan, conozcan, exploren y me cuentan qué más le puedo poner a esta guía.
¡Ah! pero queda faltando, aún viene una tercera parte de esta serie de NY de otros planes para hacer en los alrededores, estén pendientes.

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