Seguimos nuestro viaje por la costa oriental de Escocia terminando la Ruta 500 en Inverness, la ciudad que es conocida como la capital de las tierras altas.
Hubo un gran encuentro que vale la pena mencionar: saliendo de Wick pasamos cerca a un potrero connnnn: más highland coos, pero esta vez: ¡BEBÉS! sobra decir que yo me quería morir de amor porque no solo eran muchos terneritos sino que además nos perseguían y se dejaban tocar. Nos aseguramos de que no hubiera vacas adultas por ahí, por lo que les dije antes de que cuando están con las crías es mejor no acercarse, y cuando comprobamos que eran solo los pequeños nos quedamos un rato dándoles amor y tomándoles fotos.
Un poco tristes por dejar atrás a las vaquitas peludas pasamos por el castillo de Dunrobin, un castillo que parece como de cuento de hadas y que se puede visitar por dentro y por fuera. Los jardines son muy bonitos pero desafortunadamente no alcanzamos a hacer el tour por dentro porque ya estaban todos vendidos.
Seguimos entonces nuestro camino hacia Loch Fleet otro de los cientos de lagos que hay en Escocia, este permite caminar por un bosque de pinos (Balblair woods) para llegar a la orilla del lago y hacer un recorrido de más o menos 7 kms, nosotros llegamos sólo hasta la mitad y nos devolvimos porque el lago estaba muy vacío y el paisaje no era tan bonito, pero la caminada por el bosque es preciosa.
Nos alejamos finalmente de la costa para tomar el rumbo hacia uno de los lugares históricos más importantes de las tierras altas: Culloden moor un humedal cerca a Inverness que fue el escenario de la batalla en la que finalmente los ingleses lograron vencer definitivamente a los highlanders (como se les llama a los nativos de las tierras altas), decir que fue una carnicería se queda corto, los ingleses planearon una estrategia impecable (que es totalmente explicada en el podcast que recomendé en la primera parte de este viaje) que aplastó no solo a los soldados de los clanes escoceses sino también a lo que quedaba de su cultura. Hay un museo con todas las explicaciones y el campo de batalla con piedras conmemorativas y señalización de dónde estaba ubicado cada bando y cómo se fueron dando las cosas. Vale la pena visitarlo.
Una vez recorrido Culloden fuimos a conocer Inverness, como se pueden imaginar, entrar con un carrocasa a una ciudad no es nada fácil, así que optamos por dormir en un camping que se llama Ardtower Caravan Park cerca a Culloden, dejamos el carrocasa allí y tomamos un taxi que nos dejó en el Castillo de Inverness que es la sede administrativa de la ciudad. Un castillo más moderno en una colina desde la que se puede ver toda la ciudad, que es chiquita pero muy linda. Tiene varios pubs para tomarse una cerveza, también está el mercado victoriano que está dentro de un edificio de mercado de 1870 que tiene tiendas locales y otras curiosidades, nuestra favorita fue la tienda de trajes típicos de las tierras altas, llenas de paños hermosos, telas de tartán de todos los clanes y chaquetas hechas a mano con una habilidad sartorial impecable. Mi papá y R se compraron sus respectivas boinas highlanderas.
Otro paseo lindo es caminar por la orilla del río para ver las construcciones inglesas y disfrutar del clima o comer en uno de los restaurantes que hay ahí.
Después de comer nos fuimos para el camping a descansar en nuestro carrocasa.